Por un sí o por un no

Referéndum es uno de los polisílabos más controvertidos de la campaña. El otro es independencia, claro. En el programa electoral de CiU ocupa el lugar que tenía el pacto fiscal en las anteriores elecciones, hace sólo dos años. El siguiente escalón en l'escala de la vida por decirlo en términos afines al sistema filosófico de Francesc Pujols. El origen etimológico de referéndum ya nos da pistas sobre el largo y tortuoso camino que lleva a él: es el acusativo del participio futuro pasivo del verbo latino referre (reportar, referir). Tal vez por eso se habla de consulta. Para evitar el latinajo pero sobre todo para eludir la oposición frontal de quienes transforman la letra de la ley en un parapeto desde el que fundamentar posiciones inamovibles, bajo lemas tan antiargumentativos como "eso no es posible porque es imposible". El movimiento popular iniciado en Arenys de Munt el 13/IX/2009 hubiera suscrito la opinión de Picasso sobre el posibilismo: "Yo hago lo imposible, porque lo que es posible ya lo hace cualquiera". Pero a pesar de ello desestimaron llamarlo referéndum y optaron por consulta. La pregunta fue: "¿Está de acuerdo con que Catalunya sea un Estado de derecho, independiente, democrático y social, integrado en la Unión Europea?". De aquella retahíla de consultas populares surgió la Assemblea Nacional Catalana, convocante de la histórica manifestación independentista que desemboca en estas elecciones. Algunos de sus promotores, como Alfred Bosch o el tándem Sisí López Tena & Uriel Beltran, saltaron de aquel movimiento voluntarista a la arena parlamentaria.

El presidente Mas transforma el referéndum en antónimo del imposibilismo constitucionalista, con su reiterado compromiso de celebrarlo "sí o sí", sin salirse de la legalidad. ¿Cómo? Esta es la pregunta del millón y medio. CiU tardó tres décadas en aclarar el qué y ahora debe explicar el cómo en tres meses. De hecho, antes del avance electoral entró en el Parlament una ley de consultas para dotar de marco legal al referéndum que tiene que decidir el futuro de Catalunya y la intención de CiU es tener una ley de consultas aprobada antes del verano. Navarro quiere y no puede, Gallardón dice que es imposible consultar sólo a los catalanes y el ex presidente Montilla vació la vejiga sin puntería al afirmar que los referéndums son las votaciones preferidas de las dictaduras. El miércoles, Artur Mas verbalizó en Bruselas una modalidad extrema: unas nuevas elecciones plebiscitarias a las que todos los partidarios del sí se presentasen unidos en una sola lista. Si se da este Referéndum Extremo, sería una oportunidad única para cambiar el sistema electoral y apostar por las listas abiertas

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