Los 300 de Mas
BARCELONA- Artur Mas no tiene un minuto que perder en el viaje hacia la independencia. El líder de CiU quiere poner a todas las instituciones al servicio de la causa soberanista y lo primero que planea hacer, una vez dé comienzo la décima legislatura, es llevar al Parlament una declaración que consagre el derecho a decidir de los catalanes. Así lo explicó ayer Mas en una rueda de prensa en la sede de Convergència, donde se mostró convencido de que esta iniciativa le reportará mayor autoridad diplomática.
«Entiendo que una declaración solemne va en la línea de ganar respeto de la comunidad internacional e incluso de sectores del Estado español», aseguró. A falta de comprobar que realmente esto vaya a ser así, lo único que es evidente es que la iniciativa de Mas será la tercera pata de su estrategia parlamentaria para impulsar la autodeterminación. La primera se colocó al final de esta legislatura, cuando los nacionalistas aprobaron junto a ERC e ICV una resolución para celebrar un referéndum en los próximos cuatro años; la segunda será la aprobación de una ley de consultas –está muy avanzada–; y la tercera será la declaración anunciada ayer.
La gran obsesión del líder nacionalista es parecer a ojos del resto como un demócrata sin mácula porque ha llegado a la conclusión de que la mirada internacional va a fijarse en Cataluña después de las elecciones del 25 de noviembre. «El proceso tras las elecciones será observado por todo el mundo y cada paso debe ser pensado, meditado, reflexionado y bien hecho», sentenció el candidato de CiU.
Su plan, concluidas las elecciones y formado el Govern –presidido por él, por supuesto– es convocar a todos los partidos catalanes –«a los que estén a favor del derecho a decidir y a los que no»– para debatir cómo que se enfoca la nueva etapa.
Por lo demás, Mas afrontó su primer desplazamiento en campaña con un mitin en Reus (Tarragona) y siguió dando rienda suelta a su lenguaje épico y grandilocuente. «Estamos ante la operación política de mayor envergadura de los últimos 300 años».
Realzar la magnitud histórica de estas elecciones es una parte crucial de la estrategia de CiU en esta campaña porque los nacionalistas están convencidos de que esta manera va a ser más sencillo movilizar al electorado soberanista para una misión cuyo desenlace es completamente incierto.
«Entiendo que una declaración solemne va en la línea de ganar respeto de la comunidad internacional e incluso de sectores del Estado español», aseguró. A falta de comprobar que realmente esto vaya a ser así, lo único que es evidente es que la iniciativa de Mas será la tercera pata de su estrategia parlamentaria para impulsar la autodeterminación. La primera se colocó al final de esta legislatura, cuando los nacionalistas aprobaron junto a ERC e ICV una resolución para celebrar un referéndum en los próximos cuatro años; la segunda será la aprobación de una ley de consultas –está muy avanzada–; y la tercera será la declaración anunciada ayer.
La gran obsesión del líder nacionalista es parecer a ojos del resto como un demócrata sin mácula porque ha llegado a la conclusión de que la mirada internacional va a fijarse en Cataluña después de las elecciones del 25 de noviembre. «El proceso tras las elecciones será observado por todo el mundo y cada paso debe ser pensado, meditado, reflexionado y bien hecho», sentenció el candidato de CiU.
Su plan, concluidas las elecciones y formado el Govern –presidido por él, por supuesto– es convocar a todos los partidos catalanes –«a los que estén a favor del derecho a decidir y a los que no»– para debatir cómo que se enfoca la nueva etapa.
Por lo demás, Mas afrontó su primer desplazamiento en campaña con un mitin en Reus (Tarragona) y siguió dando rienda suelta a su lenguaje épico y grandilocuente. «Estamos ante la operación política de mayor envergadura de los últimos 300 años».
Realzar la magnitud histórica de estas elecciones es una parte crucial de la estrategia de CiU en esta campaña porque los nacionalistas están convencidos de que esta manera va a ser más sencillo movilizar al electorado soberanista para una misión cuyo desenlace es completamente incierto.
Fuentes http://www.larazon.es
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