El bloque independentista une

Al borde del abismo, los dos partidos del bloque independentista catalán han oído estas últimas semanas el vértigo del fracaso asegurado si rompían la alianza y la unidad de acción que habían mantenido durante la primera mitad de la legislatura. Este miércoles, el presidente Artur Mas ha dado un paso atrás, ha renunciado definitivamente a la lista soberanista única que había propuesto el 25 de noviembre. A cambio, Oriol Junqueras renuncia a hacer caer el Gobierno de Mas inmediatamente, acepta garantizarle medio año más de estabilidad parlamentaria y se compromete a concurrir con un programa común con CiU a las elecciones del Parlamento del 27 de septiembre.
Si el lenguaje corporal dice algo, el de Artur Mas al anunciar el adelanto electoral para septiembre no expresaba entusiasmo. Tan poco entusiasmo, por ejemplo, como el que produjo en el líder de ERC, Oriol Junqueras, la propuesta de lista soberanista única formulada por Mas hace un mes.
Puede parecer un empate, pero más que un empate es un retroceso en la aplicación de la hoja de ruta diseñada por el Consejo Asesor para la Transición Nacional, que Mas había hecho suyo. El quinto punto de esta hoja de ruta proponía convertir en plebiscitarias las elecciones al Parlamento si resultaba imposible hacer un referéndum, y el mejor instrumento para conseguirlo era una candidatura única independentista. La propuesta de Mas era la manera de hacerlo. No ha habido referéndum y las elecciones al Parlamento serán más difícilmente plebiscitarias de lo que quizá lo habrían sido si el bloque independentista hubiera ido en una sola candidatura (salvo la extrema izquierda soberanista).
Puede parecer un empate, pero más que un empate es un retroceso en la aplicación de la hoja de ruta diseñada por el Consejo Asesor para la Transición Nacional
Todo el mundo sabe que los buenos acuerdos entre partidos son aquellos que no dejan a nadie del todo satisfecho. Las elecciones para el mes de marzo que reclamaban ERC y el ANC representaban, en realidad, un intento de descabalgar Mas de la presidencia de la Generalitat, y el consiguiente cambio en el liderazgo de la campaña independentista. Era imposible de aceptar por Mas, más si se tiene en cuenta que las encuestas preelectorales no auguran ahora mismo una gran mayoría independentista. Era el anuncio del fin del intento independentista.
Tirar la pelota adelante hasta el otoño da ocho meses más de cuello a la presidencia de Artur Mas. Permite intensificar la campaña soberanista, obliga ERC garantizar a CiU la estabilidad parlamentaria, incluidos los Presupuestos de la Generalitat para el 2015, y compromete ambas fuerzas a plantear sin división las elecciones municipales del 24 de mayo. De estos comicios, sin embargo, puede salir un mapa muy diferente del actual y en estos momentos no se puede saber si favorecerá la apuesta de convertir las autonómicas de septiembre en un plebiscito o no. En cualquier caso, el programa común de CiU y ERC crea un bloque electoral independentista que, por primera vez desde 1980, irá a unas elecciones proponiendo explícitamente la creación inmediata de un Estado catalán independiente. Será una novedad histórica. Ahora falta ver qué reacciones provoca en los demás partidos.
fuentes http://cat.elpais.com/cat/2015/01/14/catalunya/1421271845_409888.html

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